Contratar al candidato adecuado para una posición vacante es muy relevante para cualquier empresa. Cuáles son las claves.
Por detrás de la decisión de contratar a un candidato hay un profundo análisis, dedicación en tiempo y dinero, lo cual transforma esa actividad en una inversión importante, a mediano y largo plazo. Por lo tanto, es importante garantizar que dicho proceso sea ético y justo tanto para la empresa como para el candidato.
El proceso de contratación debe verse como una oportunidad para equilibrar las necesidades de ambas partes, en lugar de servir únicamente a las necesidades de la empresa.
Una contratación ética se basa en la transparencia. Los candidatos deben tener una idea clara de lo que implica el puesto, las competencias requeridas y las expectativas de la empresa. Del mismo modo, la empresa debe ser transparente sobre la remuneración y los beneficios que ofrece, así como sobre las oportunidades de crecimiento y desarrollo. Si la búsqueda se orienta hacia puestos superiores, informar sobre la estrategia de la empresa es una forma de plantear un roadmap de futuras acciones.
Al ser abiertos y honestos sobre lo que implica el trabajo, tanto la empresa como el candidato pueden tomar decisiones basadas en esa información que reciben y analizar sobre si son compatibles el uno con el otro.
Otro aspecto importante de la contratación ética es el respeto. Desde el contacto inicial hasta la decisión final, tiene que existir un respeto mutuo. Por el lado de la empresa, significa reconocer sus aptitudes y experiencia, proporcionar feedback y mantenerlos informados sobre el progreso de su candidatura. También significa respetar su tiempo, programando las entrevistas con antelación y siendo puntuales. Los mismos puntos aplican a los candidatos.
Un tercer concepto a considerar es la diversidad. Las empresas deben esforzarse por crear un proceso de contratación diverso e integrador, y esto tiene que ser bien entendido. Significa buscar activamente candidatos de distintas características, asegurarse de que los sesgos y prejuicios no influyan en el proceso de selección y se concentren específicamente en aquellas capacidades que claramente demanda la organización.
En conclusión, un proceso ético de contratación consiste en equilibrar las necesidades de la empresa con las necesidades del candidato. Se trata de transparencia, respeto y diversidad. Al priorizar estos valores, las empresas pueden atraer a los mejores talentos y contribuir a que el proceso de contratación sea lo más justo y equitativo posible para todos los involucrados.
Por otro lado, teniendo en cuenta que entre el 20 y 25% de las posiciones se cubren con la ayuda de consultoras de selección de talento, es de esperar que el proceso de contratación de consultoras sea transparente, que las obligaciones y derechos de empresas y consultoras estén claramente explicitadas.
También es importante que tanto empresas como consultoras cuenten con información veraz de cómo se desempeñan cuando se interrelacionan mutuamente.
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Los Términos de Uso explicitan con claridad las «reglas de juego» entre las partes y los datos reales de desempeño de empresas y consultoras a las que acceden ambas antes de decidir trabajar juntas, les permite elegirse mutuamente.
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Cronista.com
Publicado el 30/03/2023
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